Cada solsticio y equinoccio marca un cambio en los colores que nos rodean. La danza indómita de colores fluidos recorre el paisaje con ímpetu de turista. Colores que aparecen, se transforman y se repliegan, disfrazados de follaje llameante, tierra húmeda, de fachadas desteñidas y de senderos enmohecidos. Los últimos destellos coloridos de los árboles declaran que el calor se repliega al interior. Te invito a recrear su presencia, explorando nuevos colores para tus esmaltes. En el curso de esmaltes te entrego herramientas para definir tu paleta de color.
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